martes, 18 de octubre de 2011

No sé por qué llegué a escribir la verdad. Tal vez porque dicen que el papel, la escritura, da para todo.
Tengo una duda importante, y me empezó a perseguir desde hoy en la tarde. Hubiera deseado mil veces no pasar por ese lugar para no tener que encontrármela. Mil veces me ha atormentado en este día la incertidumbre de no saber si fue un juego o de verdad. La vida no es apta para ilusos, porque es fácil que te intenten cautivar.
No soy una persona perfecta, y me cuesta enormemente el tema.
Cuesta aún más ver fotos de planes y actividades hechas "en familia" y saber que no estás ni estarás presente en ella. Y no me refiero a mi familia, me refiero a otra.
Cuesta tener que encontrarla por lo menos una vez en la semana o tener que recordar cosas que le gustaban, lugares a los que fuiste, canciones y momentos, conversaciones, regalos, promesas falsas.
Cuesta evitar pensar o evitar encontrar(se) en biblioteca.
Cuesta llevar una carrera a cuestas y no poder hacer una denervación cardíaca para poder seguir enfocado en lo propio.

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